Los días soleados son perfectos para hacer actividades al aire libre. Salir a correr o caminar, hacer ejercicios en el parque o tomar un poco de sol pueden ser experiencias reconfortantes, siempre que se mantenga una buena hidratación. Hacer una actividad física intensa cuando hace calor o estar durante mucho tiempo en un lugar caluroso pueden producir un golpe de calor, que es una condición en la que la temperatura del cuerpo aumenta rápidamente y no se puede enfriar.
Reconoce el golpe de calor
Estar acalorado no es sufrir un golpe de calor, algunos de sus síntomas son:
Fiebre entre 39 y 40 °C o más alta.
Piel seca y caliente, enrojecida o sudor en exceso
Confusión o agitación
Náuseas y vómitos
Pulso acelerado y respiración rápida
Dolor de cabeza
Los desmayos son el primer síntoma en los adultos mayores.
¿Qué hacer en caso de un golpe de calor?
Es importante ayudar al cuerpo a volver a su temperatura normal. Los expertos dicen que el primer paso para ayudar a alguien con un golpe de calor es sacar a la persona del calor y llamar a los bomberos o llevarla al hospital.
Hay que acostar a la persona en un lugar fresco y ventilado.
Aflojarle la ropa y colocar sus pies en alto.
Ponerle paños o sábanas mojadas con agua fría alrededor del cuerpo.
Si está consciente, darle de beber agua a tragos pequeños.
En estos casos es muy importante evitar las duchas con agua fría. El choque térmico del agua fría sobre el cuerpo produce una sensación instantánea de frío, pero reactivará el organismo y el gasto energético provocará que se sienta más rápido el calor tras la ducha que si se toma con agua templada.